Y llegó el frío y con él... las noches en vela

El cuerpo nos pide descanso. Tengo a mi hija dormida junto a mí en la cama, parece que su fiebre ha bajado.
Ya ha llegado el frío y con él los virus y "las temperaturas altas", tan típica en mi casa en esta época del año. Mis hijos se van turnando, al pequeño le tocó la semana pasada, supongo que es para no compartir enfermera.

Cuando yo era pequeña, lo de ponerme malita era muy común en mí, y recuerdo con cariño lo bien que me cuidaban todos. Menos cuando se empeñaban en bajarme la fiebre con pañitos helados, eso lo recuerdo menos encantador, jejeje.
Mi abuela me contaba cuentos, mi padre me traía regalos (para compensar el pinchazo del practicante) y me dejaban ver la tele todo lo que quería. Lo mejor era que cuando llegaba la noche dormía en la cama de mis padres, ¡me encantaba!. Por eso ahora no puedo evitar sonreír cuando mi hija, en cuanto se pone malita, me dice intentando disimular la alegría:

 - Ufff mamá... esta noche voy a tener que dormir contigo porque igual me sube mucho la fiebre.

Hasta ahí todo muy bien, pero de pronto se oye al pequeño:

- ¿Noa va a dormir contigo? ¡Pues montamos un campamento!, porque yo también pienso dormir ahí.

Y yo ni contesto, pensando que después de llevar todo el día poniendo el termómetro, rascando espaldas, dando masajitos, contando cuentos y haciendo zumos de naranja con miel... me espera una noche poco menos que "festiva", con los pies tocando las piernas de mi hija por si le sube la temperatura y las manos de mi niño rodeando mi cuello, no me vaya a escapar, jijiji

Porque una de las cosas negativas de estar lejos es que haces de madre, abuela, vecina... todo en uno. Lo de repartir las tareas de cuidados es complicado. Y en lugar de coger el teléfono y llamar a tu madre para que baje, abrigas lo mejor que puedes a tu niña o niño febril (depende del turno que les toque) para ir a recoger al otro al colegio. ¡Menos mal que superé lo de conducir por la izquierda! Porque solo les hubiera faltado tener que ir andando.

Y aprovechando los ratitos de esta noche en vela, os voy a contar cositas con las que nos hemos entretenido estos días, en los cuales hemos salido menos, disfrutando del sofá y de la calefacción.
Hemos hecho talleres en casa (incluida la de algún amigo) y hemos comido muy bien, el horno ha funcionado de maravilla.

Os pongo foticos con ideas por si a alguien le pasa lo mismo y tiene que quedarse en su dulce hogar con los niños, que todos sabemos que están mucho mejor entretenidos, por lo menos algún ratito, jajaja:


Pintamos jarrones de cristal, esta casa como os podéis imaginar es minimalista, y no nos trajimos nada de decoración, así que hay que aprovechar el arte de mis niños para decorarla. A ver si llega pronto la primavera y los llenamos de colores.



Hemos cocinado flores de manzana, uno de los postres más sencillo que hemos hecho nunca. Pero vistoso y rico. Hay millones de recetas y tutoriales en internet, elegir el que más os guste.



Y como aquí lo del porridge está muy de moda, nosotros al principio nos emocionamos y compramos un montón. Luego la única que se come el porridge soy yo, y aunque es muy sano es una bomba de relojería, para qué nos vamos a engañar. Así que había que discurrir que hacer con el maravilloso porridge (avena) orgánico que llenaba nuestros armarios. Y nos pusimos a hacer galletas, que además están muy ricas. Y así, algo de porridge ha caído en el estomaguito de mis niños.
Nosotros seguimos la receta de galletas de avena y naranja de Issasaweis, añadiéndole pepitas de chocolate y cambiando el huevo por manzana rallada, porque como es normal en mí, no tenía todos los ingredientes y tuve que improvisar. Pero estaban riquísimas, especialmente recién hechas.

Pues nada, espero que os gusten las ideas y que la noche sea lo más llevadera posible para todos.
Buenas noches.

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